
El devenir de la Madrugada desde nuestro Rosario,
hasta el “Gracias
Señor por la mañana tan linda de hoy”, fue una cadencia suave, preñada
de
silencios y éxtasis : al escuchar las Lecturas, durante la Plática tan
lúcida que la pueden ver en el link de más abajo, al encuentro con el Señor, a la
acción de gracias, ¡Tanto nos exiges Señor!, pero cuanto te debemos CADA
DIA .

.
Nuestra Madrugada es una bendición, somos débiles, pero allí
esta nuestra fortaleza: nos apoyamos cada vez en Cristo y María, nos animamos unos con otros y somos
felices.
Hoy echamos de menos a muchos, también a Fernando que estaba
en un encuentro de Diáconos permanentes en Santiago.
Así somos y amamos a la Iglesia.
15 oct 2012
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